Tan sencillo como echar un vistazo a todas las estancias de la casa y observar en la calle a ajetreadas mamás realizando las compras propias de estas fechas (que son muchas por cierto).
En estos días se confeccionan nuevas túnicas de nazareno, monaguillos... y en otros casos, se mandan a limpiar a la tintorería. No puede faltar ni un detalle, guantes, sandalias, capirotes. Estas túnicas una vez preparadas, suelen colgarse en perchas en los pomos de los armarios para que no se arruguen y así se mantengan impecables hasta el día señalado.
El resto de los miembros de la familia que no salen en las procesiones (aunque hay familias enteras que si lo hacen), igualmente preparan para estrenar en la Semana Grande su atuendo festivo, con zapatos incluidos. Que pasa a engrosar los armarios o a colocarse en los galanes de noche de los dormitorios. Es en este punto donde mayor mimo ponemos las mamás para vestir a los más pequeños, en especial a nuestras niñas. Creando toda una indumentaria perfecta para esos días señalados, que incluye vestidito con rebeca, zapatitos con leotardos o medias a juego y adornos para el pelo en los mismos tonos del conjunto.
A todo esto hay que añadir, que a la misma vez, en estos mismos días, se encargan las confecciones de nuevos trajes de flamenca. O se sacan los del año anterior si están en buen uso y se les da como decimos por aquí "un agüita". Todo ello junto con mantoncillos, mantones, pendientes, peinecillos, pulseras, collares, etc. Trajes que pasan a hacerle compañía en otras tantas perchas, a las túnicas en los pocos pomos de los armarios que van quedando libres.
A todo esto hay que añadir, que a la misma vez, en estos mismos días, se encargan las confecciones de nuevos trajes de flamenca. O se sacan los del año anterior si están en buen uso y se les da como decimos por aquí "un agüita". Todo ello junto con mantoncillos, mantones, pendientes, peinecillos, pulseras, collares, etc. Trajes que pasan a hacerle compañía en otras tantas perchas, a las túnicas en los pocos pomos de los armarios que van quedando libres.
Y a todos estos atuendos, incluso, se les suele unir por ejemplo, los de las primeras comuniones, que empezarán a sucederse este año a finales de abril, entre Semana Santa y Feria. Y también los de alguna otra boda celebrada durante la Feria, donde las novias sustituyen los típicos trajes de ceremonia por versiones más flamencas con volantes, inspiradas en los trajes de faralaes.
Nada más que por todos estos detalles, Sevilla es todo un espectáculo en primavera, donde la moda inunda primero nuestros hogares, para posteriormente explosionar con todo su colorido en esta inmensa pasarela viva que es nuestra ciudad. Y todo ello endulzado con un maravilloso olor a azahar...
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