Es cierto que a veces es necesario, tener un poco de olfato para las compras y también un poco de suerte. Y hay ciertos días en que se dan ambas condiciones. Aparece una prenda, te encanta el modelo, el diseño, el color, hay la talla y encima está de oferta. Entonces suenan todas nuestras alarmas y si por ende, es uno de esos días ideales en que todo lo que ves, es . . . monísimo. Definitivamente no queda más remedio que echar freno a la tarjeta y apaciguar nuestras intenciones. Y precisamente ahora, que comienzan las rebajas, estamos de lleno en la zona de peligro. Aunque a diferencia de varias temporadas atrás, los bolsillos cada vez están más resentidos y las compras cada vez están más controladas, dejando atrás los años de dispendio.
Pues toda esa mezcla de situaciones, me sucedieron el último sábado de diciembre, ya en vísperas de fin de año. Cómo sabéis, soy fiel seguidora de la firma Kenzo. Que si bien fiel seguidora, no quiere decir fiel clienta, ya que sus precios no están hechos para todos los bolsillos, incluido el mío. Pero en esta cuestión, es donde interviene el olfato. Y es a lo que me refería antes. Se trata de estar en el sitio adecuado, en el momento oportuno. Y no necesariamente en el sentido literal de la palabra. La red últimamente, con sus pases privados, es una gran aliada de las personas que buscan marca, calidad y precios más que interesantes.
El caso es que me encontraba en una de estas páginas, cuando descubrí una gran liquidación de la temporada pasada de Kenzo, a precios realmente increíbles. Estaban todas las prendas que "mi princesa" había añadido a sus famosas listas de deseos, que sólo ella y yo sabemos. Y entonces se dió la circunstancia que ocurre muy pocas veces: estaba todo lo que nos enamoró a ambas el otoño/invierno anterior, todas las tallas y a unos precios fabulosos. Habría comprado todo, pero apelé al sentido común. Y a una de las premisas básicas que en estos tiempos difíciles, muchas familias estamos poniendo en práctica: distribuir bien los recursos y no comprar más de lo que necesitamos.
Sé que no es fácil conseguirlo, sobre todo para las que nos consideramos apasionadas de la moda. Pero hay una forma muy sencilla de lograrlo y es simplemente con la ayuda de "nuestras princesas" . L@s niñ@s tienen muy claro lo que quieren, porque se dejan guiar únicamente por sus preferencias, en relación a lo que ven sus ojos. A diferencia de los adultos, que para tomar una decisión, tenemos en cuenta muchos cientos de factores. Lo cual a veces, ni aún así, nos libra de equivocaciones.
Lo cierto es que esta vez ante tal muestrario, simplemente le dije que eligiese una sola prenda, la que más le gustase. Y rápidamente, eligió esta preciosa falda de cuadros escoceses en azul marino, con rayas rosas y blancas y una fina raya plata. Y con un coqueto cinturón, tipo lazada, también en azul marino con topitos blancos.
Esta falda, la vió en unos grandes almacenes y no la compré, pues marcaba casi 91 €. Ahora la adquirí por 24,95 €.
Y la combino con leotardos de canalé de la marca Cóndor, en color azul marino, tipo colegial. Para la parte superior un twin-set, formado por jersey de cuello cisne y rebeca, en color rosa empolvado, de la marca Brotes. Donde la rebeca no aparece en las imágenes inferiores para mostrar mejor la falda.
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